viernes, 29 de julio de 2016

Buscando lo invisible

(Salvador Dalí, Muchacha en la ventana)


Movió el hilo enredado en sus dedos, pasándolo de una mano a otra sin ni si quiera mirarlo. Clavaba la vista fijamente en algún punto a lo lejos, intentando distinguir un barco, una lancha o un simple bote. Nada. Vacío lleno de agua, angustia callada por silencio. Cada día, durante treinta minutos, miraba el horizonte esperando, siempre con el alma encogida en el pecho, ver algo que reavivara la esperanza que moría sin que ella pudiera evitarlo.

Se comenzaron a escuchar los primeros gritos, los primeros golpes, y los primeros llantos de la mañana. Suspiró, dejando escapar el aliento rancio que había contenido durante algunos minutos. Llevaba el mismo vestido que ayer y que el anterior. Lleno de manchas y con el dobladillo arrugado. Temía que alguien pudiera señalar su desatino, su falta de cuidado, pero con una carcajada seca apartó tal idea de su mente. Nadie la visitaba nunca, y aquello no cambiaría ese día. Unos golpecitos minúsculos, casi inaudibles, la hicieron girarse, apartando la vista del mar por primera vez. Esperó paciente, viendo girar la manivela, escuchando los pasos pequeños e indecisos de alguien. Marcos la miró, aguardando ese asentimiento de cabeza que parecía decidir si seguía respirando o su vida ponía el punto y final a todo aquello. Carlota, con rostro cansado y surcado de arrugas, hizo una señal al pequeño para que se acercara. 

-Lucía ha vuelto a quitarme la manta- Gimió, intentando contener las lágrimas que ya nublaban su vista. 

Lo cogió con mimo, acariciándole la nuca con cuidado mientras lo balanceaba de un lado a otro. El pequeño temblaba, encogiendo los pies descalzos contra el vientre de su madre, ciñendo los brazos al cuello suave que usó de escondite. Tarareando una nana que no recordaba haber aprendido nunca, Carlota volvió a colocarse frente a la ventana. Las olas se rompían con fuerza contras las rocas, haciéndola sentir vulnerable. Cuando el niño se calmó, lo apoyó en el marco de la ventana, sujetándolo con fuerza por las caderas. Ambos miraron al horizonte, a esa pequeña línea que separa la tierra del cielo, la realidad de la fantasía. 

-¿Estás buscando a papá?- Preguntó Marcos, agarrando la manga del vestido. 
-Si.
-¿Y lo has encontrado?
-Quizá mañana. 

Bajándolo al suelo, cerró la ventanas. Corrió las cortinas, apagando la luz de la habitación casi al instante. El niño se agarró a su falda, temiendo que las monstruos de su imaginación saltaran a la realidad en aquel mismo instante. Rodeados de silencio, polvo y oscuridad, ambos salieron tomados de la mano al pasillo. La puerta permaneció cerrada hasta el día siguiente, ahogando el sonido del mar en su interior. 


***
Os dejo dos ejercicios que me han encantado. Uno es de Cris y el de Jennifer

Me he animado a escribir el ejercicio de esta semana en este nuevo proyecto porque me apetecía probar algo nuevo y distinto. Me gusta el resultado bastante, y animo a todos a que también lo probéis. 

El ejercicio de esta semana es muy sencillo. Se trata de elegir una obra de arte, la que tú quieras: un cuadro, una escultura, tu obra de arquitectura favorita... Incluso una fotografía, una cerámica. Todo vale. Seguro que esa obra de arte tiene su propia historia, lo que su autor nos trataba de contar. A veces las interpretaciones de esas obras de arte están tan instaladas en nuestros inconscientes que es lo único que vemos. Esta vez te retamos a que las reinventes. Elige esa obra de arte, deshazte de toda influencia y cuéntanos otra historia, la tuya. 

¿Cómo participar en #ColectivoDetroit?
1. Leer el "enunciado del ejercicio. 

2.Interpretar el "enunciado" del ejercicio libremente. 

3. Escribir lo que te sugiera. 

4. Publícalo en tu espacio. 

5. Cuéntanoslo para que podamos enlazarte tanto en los comentarios como por las redes sociales. 

6. No olvides usar el hashtag #ColectivoDetroit, y disfrutar la participación al máximo. 




4 comentarios:

  1. Que buena entrada al #ColectivoDetroit, espero que sigas con nosotras.
    A veces también me he sentido un poco así. Como si le estuviese rezando a la ventana, y eso que no sé rezar. A veces pido algo a la ventana, a veces espero que me devuelva algo. A veces simplemente miro a ver si se cumple. El propósito de turno o el deseo de la vela de cumpleaños. ¡Gracias!

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    1. Claro que seguiré, esta idea vuestra me ha encantado.
      Yo soy de las que creen que la vida es así, el gritar a un vacío y esperar paciente su respuesta. A veces te devuelve el eco de tu propia voz, otras te responde algo distinto y a veces te quedas escuchando el silencio. ¡Gracias a ti por tu comentario!

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  2. ¡Bienvenida Carmen! De momento, somos todas mujeres, y todas hemos escogido obras protagonizadas por ellas. ¡Eso me gusta! :)
    Como decía Adri en el blog de Paula es curioso ver cómo cada una puede reinterpretar un mismo cuadro a su manera, y que sean todas dispares. Tu texto me ha parecido muy triste, muy melancólica. Y yo siempre que veo este cuadro pienso en alguien que está sonriendo feliz a la calle, sólo por el hecho de que la brisa del mar le pega en la cara y ve a los veraneantes pasar. Curioso.
    ¡Un abrazo!

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    1. ¡Mujeres al poder!Aunque no dudo en que pronto se unirán todo tipo de personas.
      La verdad es que si que es curioso. Siempre había pensado como tu acerca de esta obra, pero en cuanto me puse a escribir, sabía que mi protagonista no podía ser del todo feliz. Tenía que ser melancólica, fuerte y soñadora.
      ¡Un beso!

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