Escribirte
no estaba entre mis propósitos. Pero ya sabes… La gente habla, me
confiesa cosas y los cotilleos se enredan con lo vivido. Antes
solíamos ser amigas, hablábamos todos los días, y salíamos los
sábados a tomar algo. Al cine a lo mejor. Todavía vienen a mi
memoria las imágenes de la primera vez, apoyada en la pared y
mirando el móvil como si no existiera nada más. Sola como estabas,
yo también. Bonitos momentos del pasado.
Crecer no nos hizo bien. Cada
persona tiene intereses distintos, pero… Yo ya no tenía cabida en
la vida, en esta amistad forjada entre dos almas solitarias. El amor
brilló, y yo me debilité. El resto dejó de ser especial. Y nos
alejamos. Intentaba agarrarme a ti, como si te convirtieras en ese
trozo de madera salvavidas. Pero no sirvió de nada, ya no mostrabas
el interés de antaño.
Lo admito, antes el dolor me
atravesaba el corazón al ver los comentarios hirientes firmados por
ti, A. La herida en mi pecho dejaba caer sangre roja, espesa, al
leerlos. ¿Tan poco significó esta amistad? ¿Tanto me odias? Es
verdad, yo dí el primer paso. Yo rompí las esposas ancladas, pero
también oxidadas. No reparé en la emoción infantil, insensata,
opresora, de los años sobre mis hombros. ¿Pero es esa razón para
tanto deseo de dolor? ¿Tantas ganas de ver las manos manchadas con
mis cenizas?
Ahora, sin embargo, apenas noto
el latido del corazón al ver la A entre mis contactos. Tampoco me
asombro con los comentarios, las mentiras, los reproches salidos de
entre esos labios resecos y sonrientes hace bastante tiempo. Dejaste
de importarme. Lo siento, A. ¿Te deseo felicidad en la vida?
Demasiado pronto para eso. Por ahora solo espero la labor del karma
con ansia. Dentro de tres años a lo mejor, y solo a lo mejor, soy
capaz de sonreír al pensar en el primer viaje en avión, contigo al
lado, o en las charlas filosóficas en plena noche. Por ahora
prefiero no pensarte demasiado. No mentarte más de lo necesario. No
verte si no es por el azar.
Me hiciste daño, pero la vida
avanza sin esperar a nadie. Yo estoy montada en el tren, lanzando por
la ventana las palabras vacías y los secretos escondidos. No me
importa donde vives ahora, siéndote sincera. Lejos de mí, espero,
allá donde no consigas herirme. Ahora solo eres la desconocida
egoísta de mis relatos, mis historias y mis chistes. Me hiciste
ver como era. Gracias por eso, supongo.
Ante todo sincera,
C.
* * *
Esta semana he dejado salir todo lo que llevaba meses callándome, y no hace falta decir lo bien que me ha sentado. He decidido prescindir de la u, y aunque parezca mentira, hay que ver la cantidad de veces que la usamos a lo largo de un párrafo. Pero también ha sido muy divertido frustrarme y sentir ese pequeño aleteo de victoria en el pecho cuando encontraba la manera de decirlo sin usar esa endiablada vocal. Que paséis el resto de la semana bien, escribiendo si puede ser.
El reto de esta semana vuelve a hacer un guiño a OuLiPo.
Esta vez el único requisito es prescindir de una letra en vuestro texto. Lo cierto es que como está chupado escribir un texto sin W, hemos decidido que la letra sin la que trabajaremos ha de ser una vocal (a e i o u ): elegid a la que más rabia le tengáis.
Jen ha escrito una carta de ficción sin la o. Y Adri sin la i (Y cuando era conjunción).
Y ahora las instrucciones habituales. Recuerda que puedes contactar con nosotras en colectivodetroit@gmail.com
1. Leer el “enunciado” del ejercicio.
2.Interpretar el “enunciado” del ejercicio libremente.
3. Escribir lo que te sugiera. Pero sin usar una vocal de tu elección.
4. Publícalo en tu espacio.
5. Cuéntanoslo para que podamos enlazarte tanto en los comentarios como por las redes sociales.
6. No olvides usar el hashtag #ColectivoDetroit, y disfrutar la participación al máximo.
También la primera vez que me rompieron el corazón de verdad, fue una amiga. Aún duele a veces. Gracias por participar y espero volver a leerte pronto :)
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