martes, 20 de diciembre de 2016

Un audio, un baile y un café

Pulsó el botón de grabar un segundo antes de expirar otro de los ya muchos suspiros que habían pasado a ser la única música que rozaba sus labios. Las palabras salieron a borbotones, sin que una continuidad las fuera hilando hasta crear algo parecido a un soliloquio. Los silencios fueron comiéndose las frases a medida que la joven se retorcía hasta ser mínima, invisible en medio de una cama demasiado grande para ella. Se perdió entre las sábanas, todavía con el dedo pegado a la pantalla, grabando una voz apagada incluso antes de empezar. 


Todos la miraron al llegar, sonriendo a la vez que se recolocaban para ofrecerle una silla. La muchacha se quitó el abrigo, la bufanda y el resto de capas de llevaba encima para huir del frío. No tardó en llegar su café caliente, y con él, la charla variable de unos y otros. Se fueron formando pequeños grupos, hasta que las conversaciones eran demasiadas como para estar pendientes de todas.



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Sara Baras en Mérida. 
Sofía no bailaba. Tampoco ejecutaba una serie de pasos con la perfección técnica de una bailarina profesional. Ella sentía. Movía las manos acariciando el aire, apreciando el roce de la falda entre los dedos, acunando la luz de los focos para dejar que esta se derramara sobre ella. Cada taconeo, cada giro que retiraba el rostro de la vista del público y le ponía la mirada en el cielo, salía del corazón. Las entrañas se retuercen hasta que sale el baile, susurraba una bailaría de nombre ya borroso en aquel documental que ya casi había olvidado. Aquella noche el cerebro se marchó por la puerta mientras ella se colocaba las medias. Nadie lo notó. 


Sofía se acercó a Carlos, un chico demasiado tímido como para emprender por sí mismo cualquier cosa. Las palabras fueron surgiendo a cuentagotas, pero el ambiente se relajó y todo se fue desliando hasta ser tan simple como respirar.
  - ¿Qué tal todo? Últimamente no vienes a clase.
      -  He estado algo pachucha y he preferido quedarme en casa.
      -  Tienes buen color de cara… 
     Una sonrisa forzada torció sus labios, secos y quebrados, mientras tomaba otro sorbo del café. 

Los labios perdieron el control, el débil cable que unía el cerebro con aquella boca marchita se rompió. Lo pudo sentir en la espalda, el escalofrío haciéndola vibrar a medida que la recorría. Una última frase se abrió paso hasta expandirse en el ambiente cargado de una habitación que no ha sido ventilada en días.
   -Tengo la sensación de que el mundo estaría mejor sin mí.

Solo la veían a ella, a la luz propia que lo bañaba todo cuando salía al escenario, cuando hacía suyo cada centímetro de él, cuando conquistaba a cada uno de los espectadores a golpe de tacón. Se encapricharon de la chica apasionada, que parecía no ser consciente de que la observaban, que estaba cómoda con la mirada de todos clavados en los labios rojos que lucía. No notaron los pedazos rotos de un alma vieja, de la voz gritona que golpeaba las paredes de su cráneo con cada movimiento. Se perdieron en el balanceo de sus hombros, ignorando la sombra de los ojos. 
*   *   *
Hacía tanto que no participaba en este maravilloso proyecto que estaba algo oxidada. No quiero hacerme responsable de lo que salga aquí. Simplemente son los desvaríos de una escritora hasta arriba de cafeína y algo falta de creatividad. 

*  *  *
Esta vez os proponemos un experimento de cohesión y coherencia. Se trata de escribir tres textos breves, que pueden quedar inacabados, y mezclarlos. Uno de ellos como máximo puede no ser vuestro, pero deberá estar bien referenciado. Podéis utilizar una lógica interna para combinar los textos, o no. Podéis dar alguna pista tipográfica al lector para que identifique las piezas por separado, o no. No es un experimento arbitrario: os daréis cuenta al hacer el ejercicio de que la coherencia en un texto es muy importante, y de que a veces perder el control puede ser muy interesante. Los lectores también tienen un reto en esta ocasión.

Instrucciones para participar:

1. Leer el “enunciado” del ejercicio.
2.Interpretar el “enunciado” del ejercicio libremente
3. Escribir lo que te sugiera
4. Publícalo en tu espacio
5. Cuéntanoslo para que podamos enlazarte tanto en los comentarios como por las redes sociales.

6. No olvides usar el hashtag #ColectivoDetroit, y disfrutar la participación al máximo. 

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